Rico en proteínas y lípidos es, además, un alimento casi cotidiano de algunas dietas. Y, si no se vigila su conservación, puede provocar una indigestión.
Entonces, ¿cómo detectar si un huevo está en buen estado o no? Existe una suerte de test que puede resultar tan útil como saludable: la prueba de agua.
En primer lugar, hay que llenar un vaso con agua e introducir el huevo.
El alimento puede comportarse de tres maneras: se hunde rápidamente; se hunde, pero se queda en posición vertical, o permanece flotando.
El primero de los casos muestra que el huevo es fresco y se encuentra en perfecto estado; en el segundo, el huevo no está fresco, aunque se puede consumir, y en el tercero, bueno, evitalo.