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Institucional

La Cámara Argentina de Productores Avícolas (CAPIA) tiene como misión fundamental fomentar, desarrollar y fortalecer la industria avícola argentina y, para ello, son sus principales objetivos:

ñ auspiciar el desarrollo y consolidación de la industria avícola en el país,

ñ defender sus intereses comunes y los de sus integrantes,

ñ fomentar el espíritu de unión entre sus asociados,

ñ ejercer ante todas las autoridades nacionales, provinciales y municipales la representación gremial de sus socios, e

ñ integrar y formar partes de otras entidades empresarias, preservando su autonomía.

 

Un poco de historia

A principios de los años 50, la avicultura argentina comenzaba a mostrar signos de un importante crecimiento. Todavía no estaban desarrolladas las líneas híbridas, cosa que recién sucedería a fines de la década y principios de la siguiente, factores que dieron fuerte impulso a la actividad y abrieron lugar a la necesidad de contar con una Cámara.

El 4 de julio de 1962, Roberto Gnecco, Víctor Altilio, Isidro Rodrigo, Héctor Tamassi, Julio Casalis, C.E. Alonso, Raúl Maggiolo y Agustín Schiappacasse fundaron la Cámara Argentina de Productores Industriales Avícolas (CAPIA).

Habían pasado más de 110 años desde que el General Justo José de Urquiza introdujera las primeras aves en la Colonia San José, en Entre Ríos, etapa fundacional de la avicultura argentina. Casi 40 desde que Luis Kaheler llevó las primeras líneas genéticas a la misma provincia.

Entre los objetivos iniciales de CAPIA, mantenidos hasta hoy, se encontraba auspiciar el desarrollo y consolidación de la industria avícola en el país; defender sus intereses comunes y los de sus integrantes; fomentar el espíritu de unión entre sus asociados; ejercer ante todas las autoridades nacionales, provinciales y municipales la representación gremial de sus socios, e integrar y formar partes de otras entidades empresarias, preservando su autonomía. De allí, por ejemplo, su carácter de socio fundador de la Asociación Latinoamericana de Avicultura (ALA).

Corría 1968 cuando comenzó a publicarse el “Boletín de la Cámara Argentina de Productores Industriales Avícolas”, para mantener informada a la industria y a las autoridades sobre el pulso de la actividad. En diciembre de ese año, por Asamblea General Extraordinaria se reformaron los estatutos, eliminando la palabra Industriales del nombre de la Cámara, “sintetizando así más exactamente su carácter de asociación representativa de la producción avícola en general”.

Desde entonces, CAPIA atiende los intereses de los avicultores productores de huevo, engordadores independientes e integrados, los industrializadores, los planteleros, incubadores y cabañeros avícolas.

 

Actualidad

La avicultura argentina es hoy una actividad de primer nivel dentro del concierto agropecuario argentino y juega un rol importante dentro del producto bruto pecuario del país.

Definida como “la fábrica perfecta” que transforma granos, demanda cantidades importantes de mano de obra (más de 132.000 personas) y pone al servicio del consumidor productos de primera calidad, en los últimos 10 años la avicultura ha crecido geométricamente en producción y en consumo interno y externo, con exportaciones a más de 30 países.

Este complejo agroindustrial está coronado con un desarrollo y un consumo fuertemente consolidado, superando la barrera de los 240 huevos por habitante por año y 41 kilos de carne consumida por persona para 2012.

Sólo 50 años atrás los números respectivos eran 40 y 3.

Dentro de lo que son los ejes de trabajo actual de CAPIA, se cuentan:

§ Mantener viva la idea de una Cámara fuerte y representativa a nivel nacional, complementada e integrada por cámaras regionales o uniones zonales de productores.

§ La presentación de la avicultura como actividad de desarrollo agropecuario.

§ Presentar a la avicultura como industria explosiva en cuanto a la capacidad de oferta de productos terminados para consumo humano, partiendo de los recursos naturales con los que cuenta el país.

§ Presentar a la avicultura como explosiva en cuanto a la posibilidad de crear nuevos puestos de trabajo en fábricas y plantas procesadoras de aves y huevos, pero fundamentalmente como modelo de integración familiar que permite afianzarse a la tierra en los lugares productivos de origen y en regiones donde predomina el minifundio.

§ Difundir el modelo económico y la reconversión productiva mediante conferencias, cursos y seminarios, donde se difundan tecnologías y formas de lograrla.

§ Impulsar y posibilitar la capacitación de los distintos niveles de la empresa avícola, procurando profesionalizar la gestión.

§ Defender tenazmente los derechos básicos de los inversores y productores ligados a la avicultura.

 


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